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sábado, 26 de marzo de 2011

El secreto de la juventud

Estaban unos curitas misioneros pidiendo caridad para los pobres en las casas de un barrio de clase alta.

Cuando llegan a una de estas casas, tocan la puerta y abre una señora. Los curitas dicen:
Dios la bendiga, buena dama. Somos hermanos de Cristo.
¡Pues qué bien se conservan!

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